martes, 19 de febrero de 2019

LÍRICA MODERNA (SIGLOS XVII-XIX)


Es un movimiento literario que se desarrolló a finales del siglo XIX y principios del XX. Su poesía, al igual que el resto de géneros literarios que lo utilizaron, se caracterizaba por la importancia de las emociones y la desilusión con la ciencia y la verdad absolutas imperantes en la época anterior.

El Modernismo tuvo una gran importancia tanto en España como en Latinoamérica. De hecho, se suele considerar que comenzó a desarrollarse con la obra “Azul”, de Rubén Darío.
Lírica modernista
La poesía fue uno de los géneros más desarrollados durante esta época. Se introdujeron varios cambios importantes respecto a la época anterior. Los más llamativos fueron los siguientes:
-Se empezaron a usar nuevos tipos de estrofas y de versos que antes no se utilizaban habitualmente. Por ejemplo, versos dodecasílabos o alejandrinos.
-Hay una abundancia de recursos fónicos y rítmicos que anteriormente apenas se usaban. Por ejemplo, anáfora y paralelismo.
-Se empiezan a emplear más palabras esdrújulas, que no son habituales en el lenguaje coloquial.
-A pesar del rechazo a la realidad, la lírica modernista intenta ser culta y formal. Para conseguirlo, se empiezan a usar cultismos y palabras complejas, para darle más matices a la poesía.
-Debido a que el Modernismo era un movimiento escapista, se utilizan muchos temas y palabras relacionados con los viajes a tierras exóticas. Los autores pretendían pintar una realidad diferente a aquella en la que vivían.
Ejemplo:

Sonatina

La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?Los suspiros se escapan de su boca de fresa,que ha perdido la risa, que ha perdido el color.La princesa está pálida en su silla de oro,está mudo el teclado de su clave sonoro,
El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?
¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.
Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
¡Pobrecita princesa  de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.
¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste, la princesa está pálida)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,
—la princesa está pálida, la princesa está triste—,
más brillante que el alba, más hermoso que abril!
—«Calla, calla, princesa —dice el hada madrina—;
en caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor».

Biografía:
El poeta que hoy se conoce como Rubén Darío, padre del modernismo, nació con el nombre Félix Rubén García Sarmiento en Metapa (hoy Ciudad Darío), Nicaragua en 1867. De niño, sus padres se separaron y su madre fue a vivir con otro hombre en Honduras, dejando a Darío al cuidado de sus tíos abuelos. El poeta eventualmente decidió usar el antiguo apellido familiar Darío.
Educado por los jesuitas, Darío fue un lector precoz y comenzó a escribir sus primeros versos a temprana edad.
De hecho, publicó su primer poema a los 13 años en un periódico local.
En 1887, después de haberse trasladado a Chile, logró publicar su primer libro de poemas Abrojos. El año siguiente salió Azul . . . , uno de sus libros más importantes, marcando el comienzo del modernismo. Además de poeta, fue corresponsal para el diario La Nación, de Buenos Aires, y luego director del diario La Unión, en El Salvador. Fue en este país, donde contrajo matrimonio con Rafaela Contreras en 1890. Un año después, nació su primer hijo, Rubén Darío Contreras.
En 1892, el poeta viajó por primera vez a Madrid, dando comienzo a una vida de trotamundos, alternando entre París, Madrid y países latinoamericanos. Colaboró con periódicos importantes y desempeñó varios cargos diplomáticos, entre ellos: cónsul honorífico de Colombia, en Buenos Aires, ciudad en la que publicó Prosas profanas y otros poemas; y embajador de Nicaragua en Madrid, donde publicó Cantos de vida y esperanza (1905).
A nivel personal, tampoco había mucha estabilidad. Su esposa falleció en 1893 y ese mismo año el poeta se casó con Rosario Murillo. En Madrid comenzó una relación con Francisca Sánchez del Pozo, estando aún casada con Rosario. Con Francisca tuvo cuatro hijos, pero sólo uno, Rubén Darío Sánchez, sobrevivió más allá de la infancia.
Llevó una vida de embriaguez, mujeres y desenfreno. Por varios años luchó contra el alcoholismo, perjudicando su salud, y en 1916 cayó enfermo y falleció a los 49 años de edad en su Nicaragua natal.
A pesar de su muerte prematura, fue un escritor prolífico y considerado uno de los mejores poetas de la lenugua española. Sus obras más importantes son AzulProsas profanas y otros poemas, y Cantos de vida y esperanza.
Azul:
Azul . . . (1888) es el primer libro modernista de Darío. Consiste en prosa y poesía, pero la renovación modernista aparece más en la prosa. Azul . . . representa el inicio del cambio y el comienzo de su experimentación.
En la poesía, emplea una gran variedad de estrofas y de metros, pero da prioridad al alejandrino. Como en otros libros, es evidente el culturalismo, con abundantes referencias a la mitología griega. Las descripciones son muy suntuosas y el uso abundante de adjetivos resalta la belleza, el decorativismo y la naturaleza domesticada (flores en floreros, jardines, etc.). Es evidente la influencia del parnasianismo francés, evadiendo la sociedad de su tiempo y refugiándose en lo antiguo, exótico, bello y aristocrático, como los mitos griegos, los jardines franceses y los cisnes.
En buen ejemplo de esta influencia es el cuento "El rey burgués", una crítica de la sociedad burguesa en el que aparecen muchas de estas imágenes.
Prosas profanas y otros poemas:
Prosas profanas y otros poemas (1896) representa la culminación y plenitud del modernismo. Darío ejerce control absoluto sobre la forma y emplea el simbolismo. El título del libro es subversivo dado que quiere unir lo sagrado con lo profano: “prosa” es una palabra arcaica que se refiere a misas cantadas y “profano” es todo lo opuesto a lo religioso. Como en Azul . . . , la naturaleza aparece domesticada y es un libro muy sensual con alusiones a todos los sentidos como en el poema "Era un aire suave". Aparce el exotisimo, la mitología greco-latina, como en "Coloquio de los centauros", e imagénes modernistas como cisnes, perlas, encaje y flores.
En "Sonatina", uno de sus poemas más conocidos que comienza con el verso: "La princesa está triste . . . ¿qué tendrá la princesa?", resalta lo precioso y extranjero (tules, marmól, cisnes, y los jazmines del Oriente).
Cantos de vida y esperanza:
Después de Prosas profanas, Darío comienza a usar un tono más conversacional y verso libre en Cantos de vida y esperanza: Los cisnes y otros poemas (1905), que muchos consideran ser su obra más importante. Es un libro menos experimental y más profundo, existencialista e intimista, sin abandonar las imágenes modernistas de sus libros anteriores. También aparecen en este poemario el tema de la hispanidad y una crítica al imperialismo estadounidense. A pesar del título optimista y las exaltaciones gozosas de la vida, hay un trasfondo de angustia y pesimismo.


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